viernes, 11 de enero de 2013

EL PIE DEL INDIO MAGALLÁNICO

  • NOMBRE: El dedo del indio.
  • COORDENADAS: 53° 9'45.64"S 70°54'28.90"W
  • CIUDAD/UBICACIÓN: Punta Arenas, Región de Magallanes - Chile.
  • DIRECCIÓN: Pie en la estatua de bronce del indio fueguino representado en el Monumento a Hernando de Magallanes, al centro de la Plaza Muñoz Gamero de Punta Arenas.
  • CATEGORÍA: Objeto de culto.
  • FAVORES SOLICITADOS: Suerte y fortuna, siendo cumplida la tradición de besar el pie especialmente por viajeros, turistas y marinos de paso. La leyenda dice también que quienes hagan este ejercicio besando el pie siempre reluciente por tanto contacto, regresarán algún día a Magallanes.
  • RESEÑA: El histórico monumento para Hernando de Magallanes fue financiado por la familia Menéndez y confeccionado por el artista escultórico Guillermo Córdova, siendo inaugurado en noviembre de 1920, celebrando los 400 años del Descubrimiento del Estrecho de Magallanes. Dice la leyenda que poco después, un marino español  de paso por Punta Arenas decidió tatuarse en el pecho la imagen del indio ona del mismo monumento, tras haber pasado una noche frente al mismo intrigado por su realismo. El viajero volvió al lugar del monumento el día en que zarpaba de Magallanes y se acercó hasta el pie colgante dándole un beso al dedo gordo y pidiéndole su misma fortaleza. Cuando el español regresó a Punta Arenas y comenzó a contar a los magallánicos que había tenido grandes y satisfactorias aventuras durante gracias a los favores otorgados por el indio del monumento y su beso de despedida. Así nació la tradición que es casi obligatoria para todo visitante que llega a Punta Arenas y conoce el célebre monumento.
El origen del Monumento a Hernando de Magallanes de la Plaza Muñoz Gamero de Punta Arenas se dio en el marco del Cuarto Centenario del Descubrimiento del Estrecho de Magallanes. Inaugurado en  1920, fue una donación de la familia Menéndez Behety, de profunda influencia en la industria ganadera de la región. Por certamen, la obra había quedado encargada al escultor Guillermo Córdova Maza. Sus estatuas metálicas fueron fundidas por la Compañía de Hernández y Gamelli de Argentina. 
Leyenda del dedo de bronce del indio del mismo monumento tiene más de una versión, pero acá dejaremos la más extendida en Magallanes. No se trata exactamente una animita, es cierto, pero el culto y la veneración del nativo fueguino representado en el monumento tiene ciertas características de leyenda y de  devoción que lo vinculan a las formas en que tiene lugar el ejercicio de la fe popular, además de enredarse su mito propio con el de la más famosa animita magallánica: la tumba milagrosa del Indio Desconocido.
Son dos los indígenas en el enorme conjunto conmemorativo de 9 metros: uno patagón continental y otro patagón fueguino. Este último, que en el convencimiento general es tomado por correspondiente a un ona o selknam, yace sentado en el costado derecho, con un arco en las manos y con una pierna colgado. Este enorme pie, casi como símbolo de esas huellas gigantes que dieron origen al nombre de la Patagonia y los patagones por parte de los marinos ibéricos, enfrenta a los visitantes con su bronce muy dorado y pulido a diferencia del resto de las imágenes, a causa de los cientos de besos y caricias que recibe diariamente como forma de hacerle peticiones de fortuna o sólo por cumplir con la pintoresca tradición de locales y de viajeros.

Las fotos de los años veinte muestran al pie del indio de color oscuro y sin su bronce reluciente, por lo que la costumbre de besar o acariciar el dedo gordo del personaje no nació con el monumento, sino de manera posterior, probablemente hacia mediados de siglo. La leyenda del por qué la gente "saluda" o "despide" su pie con estos gestos, sin embargo, ha sido comentada por Oreste Plath en su célebre trabajo "Geografía del mito y la leyenda chilenos".

De acuerdo a lo publicado por Plath, todo comenzó con un marino español que, estando de paso por Punta Arenas, decidió tatuarse en el pecho la imagen del indio en el Monumento a Hernando de Magallanes, luego de haber pasado una noche frente al mismo cavilando y meditando intrigado sobre el realismo, la expresividad y la fuerza presencial de la figura del fueguino allí sentado. El tatuaje que le hiciera un talentoso artista de la ciudad, parecía cobrar vida propia con las contracciones musculares que hacía su dueño en el pecho: simulaba moverse solo en su piel, con ojos como si miraran, mejillas que temblaban y, sobre todo, el dedo gordo del pie que agitaba con ciertos movimientos del marino.
Satisfecho con el trabajo, el viajero volvió al lugar del monumento el día en que zarpaba de Magallanes y se acercó hasta el pie colgante del indio fueguino, dándole un beso al dedo gordo y exclamando mientras mostraba su artístico tatuaje a la estatua: "Aquí te llevo, amigo. Quiero ser tan fuerte como tú, y que no me entren balas... ¡Ayúdame, dame suerte!".
Pasó el tiempo y, varios meses después, el español regresó a Punta Arenas en otro de sus viajes. Apenas puso pie en tierra, comenzó a contar a los magallánicos que había tenido grandes y satisfactorias aventuras durante este período, fortuna y dicha que atribuía sin dudarlo a favores otorgados por el indio del monumento, luego de su homenaje y de su beso de despedida.
La noticia de los supuestos "poderes" benefactores del personaje de bronce cobró gran popularidad y muchos curiosos, visitantes y lugareños, comenzaron a repetir el rito del saludo al pie, tocándole el dedo para impregnarse de sus buenas influencias o besándolo para que se les permita alguna vez regresar a la mágica ciudad de la Terra Australis.
La tradición dice, así, que si se da el beso o acaricia al brillante dedo del fueguino éste impregnará al devoto con su suerte; en tanto, los viajeros deben hacer lo propio para saber que algún día volverán a las tierras benditas del extremo austral de Chile y del continente americano. Por eso el bronce de su dedo luce como bruñido y pulido todo el tiempo, con el hermoso dorado del metal a la vista, tal como sucede en alguna medida con la estatua de la mencionada animita del Indio Desconocido en el Cementerio de Punta Arenas, que para algunos creyentes también exigiría tocar o besar uno de sus pies. Ambas tradiciones sobre cultos a indios australes de la ciudad, a veces se han entrelazado y se han confundido entre sí por algunos difusores. Incluso, el indio fueguino del Monumento a Magallanes también es llamado impropiamente como el Indio Desconocido por algunos observantes de la curiosa superstición.
Esta tradición se ha extendido y ya tiene cierto grado de fama internacional, al punto de contar con fieles y cuasi devotos del indio de bronce, que han esparcido y perpetuado este rito de fortuna. Para algunos, de hecho, es una necesidad y compromiso ineludible ir a besar el pie del indígena fueguino misterioso la estatua, en cada visita a Punta Arenas.

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