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NOMBRE: Grutita de la Virgen de Luján en el Cementerio General / Virgen del Patio de los Disidentes.
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COORDENADAS: 33°25'1.03"S 70°39'9.44"W
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CIUDAD/UBICACIÓN: Recoleta, Provincia de Santiago, Región Metropolitana, Chile.
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DIRECCIÓN: Patio de los Disidentes del Cementerio General de Recoleta.
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CATEGORÍA: Altar popular.
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FAVORES SOLICITADOS: Desconocidos.
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RESEÑA: Un devoto de la Virgen de Luján, considerada Santa Patrona en Argentina, fue el científico y doctor chileno Hugo Konrad Sievers Wicke, nacido en 1903. Tras una brillante carrera, falleció el 21 de abril de 1972, siendo dejados sus restos en el Patio de los Disidentes del Cementerio General de Recoleta, creado en 1854 para dar sepultura a ciudadanos protestantes, judíos o de cultos no apostólicos. En la misma cripta de don Hugo, donde se lee "FAMILIE WICKE" en un bello obelisco, descansan también sus hermanos. Junto a la tumba está una piedra con la siguiente inscripción que explica su origen y presencia en este sitio: "Nuestra Señora de Luján. Esta gruta fue construida por el Dr. HUGO K. SIEVERS en la localidad de MATANZA en 1950 y trasladada a este lugar por sus descendientes, en 2010".
El 8 de mayo recién pasado fue el día de Nuestra Señora de Luján, una advocación mariana de especial significación en territorio platense, siendo venerado su patronato oficial en Argentina, Uruguay y Paraguay. Su culto nace luego que un estanciero de Santiago del Estero llamado Antonio Farías de Saá, hizo traer una imagen de la Virgen María desde el Brasil en el siglo XVII. La leyenda dice que fue la estatua la que decidió dónde quedarse, mientras era transportada por una procesión en carretas a caballo y bueyes, permaneciendo estática, pesada e inmóvil en la orilla del río Luján, al Norte de Buenos Aires. Por más que trataron de moverla otra vez tirándola con los animales, fue imposible hacerlo y ahí se quedó.
Desde entonces, Nuestra Señora de Luján contó con una capilla propia levantada en el sitio donde tuvo lugar el milagro, y allí estuvo la figura hasta 1674. Aunque la ubicación original ha sido objeto de controversias, la ermita fue reconstruida más de una vez hasta que, a fines del siglo XIX, se inició la obra de la enorme Basílica de Nuestra Señora de Luján, terminada en los tiempos del Primer Centenario de la Independencia. Actualmente, el lugar que ocupaba la primera ermita es una casucha de adobe y techo de dos aguas, con características similares a otros oratorios populares y animitas grandes. La gente la denomina Lugar del Milagro, en Villa Rosa, y se identifica a la patrona como la Virgen de los Gauchos y también como la Patroncita Morena, pues se trata, curiosamente, de una Virgen de tez un tanto oscura, rasgos que muchos esoteristas identifican como de una raíz pagana relacionada al culto de diosas como Isis, Venus y las llamadas Vírgenes Negras. Lo mismo sucede con el detalle de hallarse parada sobre una Luna Creciente, en la tradición cristiana asociada a la Inmaculada Concepción.
Un devoto de la Virgen de Luján habría sido el destacadísimo científico y doctor chileno Hugo Konrad Sievers Wicke, nacido en 1903 en una familia de inmigrantes germanos residentes en Rengo y que realizó parte de sus estudios superiores en la Argentina, entre los años veinte y treinta. Allá parece haberse hecho fiel de la advocación, como veremos, haciendo personalmente una grutita para veneración de su imagen. Después de su experiencia en La Plata emigró a Brasil, Europa y más tarde regresó a Chile. Fue una figura importantísima: Fundador y Decano de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Chile, Presidente de la Sociedad Científica de Chile, Ministro de Tierra y Colonización, miembro de la Sociedad Chilena de Historia Natural, de la Sociedad de Medicina Veterinaria y muchos otros selectos grupos científicos. También participó en la Primera Convención Nacional de Médicos Veterinarios efectuada en nuestro país, en 1954.
Tras una brillante carrera, Sievers falleció el 21 de abril de 1972, siendo dejados sus restos en el Patio de los Disidentes del Cementerio General de Recoleta, creado en 1854 para dar sepultura a ciudadanos protestantes, judíos o de cultos no apostólicos. En la misma cripta de don Hugo, donde se lee "FAMILIE WICKE" en un bello obelisco, descansan también sus hermanos Kurt, Egon y Elisabeth.
Como se sabe, este recinto está separado por un enorme murallón del resto del camposanto, y cuenta con sólo una entrada estrecha para acceder a él, además de una inscripción que ordenó colocar la Iglesia católica y que decía por años a los visitantes de este sector, casi como advertencia: "A la memoria de los desterrados del Cielo y de la Tierra", revelando su incomodidad con la presencia de tal espacio dentro de la necrópolis.
En las proximidades de Bicentenario de la Independencia, se preparó un proyecto de restauración y mejoramiento del Patio de los Disidentes, como parte de las obras de ese contexto de celebraciones. El proyecto se ejecutó conjuntamente entre el Ministerio de Interior y la Municipalidad de Recoleta, convirtiendo el patio en un pintoresco paseo donde se señalan algunas de las sepulturas más importantes (como la del Reverendo Juan Canut de Bon, a cuyo apellido se debe el mote "canuto" para llamar a los evangélicos en Chile) y manteniendo las puertas abiertas al recinto permanentemente, ya no más como un sitio condenado y case vergonzante para el ego apostólico.
Al parecer, aprovechando en parte este nuevo cariz y rescate dado al Patio de los Disidentes, los descendientes de Hugo K. Sievers se organizaron para recuperar y traer hasta su tumba la mencionada grutita de su autoría consagrada a la Virgen del Luján y que el académico y veterinario había dejado entre las tantas otras huellas de su paso por el mundo. Tras hacer las gestiones necesarias y conseguir la autorización del Cementerio General, ésta fue colocada al frente de la cripta de la familia Sievers, donde permanece hasta ahora con una placa sólida donde está inscrita brevemente su relación con el científico y cómo fue traída hasta acá:
Nuestra Señora de Luján
Esta gruta fue construida por el Dr. HUGO K. SIEVERS en la localidad de MATANZA en 1950 y trasladada a este lugar por sus descendientes, en 2010.
La inscripción se refiere al partido y localidad de La Matanza, en Buenos Aires provincia, aunque la fecha me provocaría un poco de ruido pues, para 1950, Sievers ya estaba establecido de vuelta en Chile y a cargo de la Facultad de Medicina Veterinaria.
El conjunto es de relativo tamaño, hecho de roca sólida y con una pequeña efigie de Nuestra Señora de Luján al interior, tras una reja metálica. La Virgen está de pie sobre su respectiva media Luna y viste de blanco con túnica celeste (coincidente con los colores de la bandera argentina), más bordados dorados. Los característicos rayos de esta imagen rodean la figura por la espada, con la forma oval que caracteriza la iconografía de esta advocación. Su rostro es como la original, de tez morena, y luce una gallarda corona.
Probablemente, estemos siendo testigos del nacimiento de una tradición de veneración a la Virgen de Luján en nuestro Cementerio General. La grutita siempre tiene velas y flores a sus pies, además de canastillos y cantaritos con ofrendas, y a veces alguien coloca una bandera argentina al lado de la imagen, por lo que este sitio, además de ser un lugar de recuerdo de los miembros de la familia Sievers, también se ha convertido en un interesante rinconcito para el ejercicio de esa misma fe que aún se abre paso, de un modo u otro, en la realidad de las actuales ciudades.
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