- NOMBRE: Altar de Yemanya.
- COORDENADAS: 20°13'0.38"S 70° 9'23.64"W
- CIUDAD/UBICACIÓN: Ciudad de Iquique, Región de Tarapacá - Chile
- DIRECCIÓN: Playa Bellavista al Sur del Morro en Iquique (atrás de la torre de vigilancia de los salvavidas).
- CATEGORÍA: Altar popular.
- FAVORES SOLICITADOS: Solicitudes generales de asistencia (salud, economía, amor, buena suerte, protección sobrenatural), pues la figura venerada tiene características de santa popular o de ídolo de santería.
- RESEÑA: Corresponde al altar de una ninfa marina señalada como la "Reina del Mar" de origen bastante exótico; una especie de deidad africana que ha sido llamada con nombres como Yemanya, Yemayá, Yamanya, Yamanyá, Ymoya y Yemoyá, protectora de la fertilidad, de los recién nacidos y habitante eterna de los mares, cuyas criaturas la reconocen como su Madre. Su presencia es relativamente conocida en países vecinos como Perú y el Norte de Argentina, pero acá en Chile sigue siendo toda una novedad, salvo para unos pocos conocedores. Fue instalado este altar por una vecina iquiqueña devota, que trajo el culto desde el Brasil.
Al
centro de este altar, se puede ver la ilustración enmarcada de una
bella mujer con aspecto de ninfa marina, señalada como la "Reina del
Mar".
Su cuadro está dentro de una especie de acuario seco con muchas conchas
marinas, estrellas de mar y caracolas, entre un tupido arreglo floral
de clara inclinación al gusto femenino. Algunas de las flores son
plásticas, y otras reales, incluso de plantas enterradas como jardincito
allí, en el túmulo de piedras y conchas marinas que sostienen este
conjunto.
¿A
qué podría corresponder esta curiosa instalación? En principio, podría
parecerse a alguna de las innumerables animitas que pueden verse en
Chile en las playas, generalmente pertenecientes a ahogados o pescadores
perdidos, y unificadas en aspecto por reforzar su relación marina en la
decoración y diseño de las mismas.
Sin
embargo, en este caso se trata de algo de origen bastante exótico: una
especie de deidad africana que ha sido llamada con nombres como Yemanya,
Yemayá, Yamanya, Yamanyá, Ymoya y Yemoyá, protectora de la fertilidad,
de los recién nacidos y habitante eterna de los mares, cuyas criaturas
la reconocen como su Madre. Su presencia en Iquique no deja de
ser una gran curiosidad, por lo mismo, considerando que si bien esta
figura es relativamente conocida en países vecinos como Perú y el Norte
de Argentina, acá en Chile sigue siendo toda una novedad, salvo para
unos pocos conocedores.
Yemanya, la "Reina del Mar",
sería la identidad de un espíritu femenino habitante de la naturaleza
oceánica, cuyo culto era practicado en el África Occidental y
especialmente en países como Nigeria, pasando desde las tradiciones
tribales a varias religiones de origen afro a través de grupos como los
yorubas. Los esclavos africanos llevados hasta América quizás trajeron
el culto en tiempos coloniales muy tempranos o, cuanto menos, prepararon
la "cama" cultural para que países como Cuba, Haití, Santo Domingo,
Venezuela, Colombia y Brasil fueran permeables a la entrada de la
creencia en la misteriosa Yemanya, donde goza de popularidad.
La
distorsión de los elementos religiosos culturales y su fusión
sincrética con el cristianismo, sin embargo, ha acabado relacionando a
Yemanya con prácticas modernas de veneración a las figuras orishas, al
macumba, la santería e incluso al chamanismo y el vudú, llegando a
confundírsela o superponérsela a algunas figuras de advocación mariana,
como la Virgen de Regla o la Virgen del Valle, que suelen ser
representadas con piel oscura y tenidas azuladas, precisamente como se
retrataba a Yemanya. A su vez, la diosa marina ha ido sufriendo
modificaciones por "occidentalización": en sus representaciones más
populares aparece ya como una hermosa mujer blanca de vestimentas
ligeras o desnuda, con apariencia de sirena o derechamente convertida en
una de ellas, pero siempre rondando entre las olas, las algas y las
playas, su hábitat originario. De hecho, en algunos retratos, los
artistas la ilustran prácticamente igual a Anfitrite, tal como sucede en
nuestro país con el imaginario chilote en relación a la legendaria
Pincoya, por ejemplo.
Lo
anterior, sumado quizás a la falta de documentación escrita en torno a
los orígenes o cimientos del culto en África, ha significado que la
imagen de la diosa sea un tanto ambigua y con imprecisiones sobre la
historia que se adjudique como mito propio, existiendo distintas
versiones y variaciones en la tradición oral y la práctica devocional.
Ciertas creencias, por ejemplo, la describen como una mujer angelical y
compasiva, mientras que otras la señalan como temible y extremadamente
castigadora; y mientras en algunas partes su patronato es considerado
magia blanca, en otras es sospechoso de brujería oscura. También leo que
algunos practicantes del culto la consideran sólo un espíritu mediador,
mientras que otros la tienen por una deidad a la altura del Dios
judeo-cristiano o aun superior.
La
explicación de cómo llegó a Iquique tan extraña figura, sin embargo, no
está en la soterrada moda macumbera y santera que -es de sobra sabido-
consume parte de los recursos de buena parte de nuestra selecta
farandulilla nacional y hasta de algunos aspirantes políticos. La
denominada "Reina del Mar" en realidad fue colocada allí en
Playa Bellavista por una vecina iquiqueña, quien trajo a Yemanya desde
Brasil, país donde dijimos que también goza de gran veneración, así como
sucede allí con varias otras manifestaciones de cultos rituales
afroamericanos.
El
conjunto con sus caracolas y flores fue construido hará unos tres años,
según recuerdan, y ha ido siendo mejorado con el tiempo. No difiere
mucho de los altares que internacionalmente se le hacen a la figura
venerada: de fondos azules, con conchas marinas y ofrendas florales,
abanicos y veletas, más elementos afros fundidos al cristianismo. En
otras latitudes, sin embargo, se le venera también con cierto tipo de
collares y alimentos que no se ven en este altarcillo en particular.
Izquierda: ilustración
fusionando a Yemanya con la representación Virgen de Regla, conforme a
cómo se practica en los ritos asociados a la "Reina del Mar" en la
santería cubana (fuente imagen: cubadebate.cu). Derecha: representación moderna de Yemanya, la "Reina del Mar" (fuente imagen: religionosha.blogspot.com)
En
internet encontré la siguiente "Oración de Yemanyá", que reproduzco
para ilustrar cuál es la clase de favores y solicitudes que,
aparentemente, se le pueden formular a la ninfa mitológica, además de
cómo su culto asociado a las aguas marinas puede haber facilitado la
dispersión y transculturización adaptativa del mismo:
¡Oh, madre de las aguas!
Grande es tu poder tu fuerza y tu luz
Grande es tu amor por tus hijos
Como lo es la sabiduría con que gobiernas
Desde todos los océanos y mares.
Has que llegue a ti mi pedido
Y hazme los favores
De alejar de mi rumbo a mis enemigos
Y ahogar en mí a mis temores.
Que no llegue a mi hogar la tristeza
Ni rencores o pesares
Que sea tu grandeza
La mayor riqueza que me dispensares.
Salve Yemanyá, doña Yanaína
Cualquiera fuera tu nombre,
cualquiera las playas y costas
Que tus aguas besaren.
Cualquiera el ritmo incesante
de tus olas, de tus mares
Mi fe en ti deposito,
Como parte de la creación
De Dios en la Tierra
Y es por eso que te pido
Y sé que mi ruego será atendido
Si es justo y bien por mí merecido
Grande es tu poder tu fuerza y tu luz
Grande es tu amor por tus hijos
Como lo es la sabiduría con que gobiernas
Desde todos los océanos y mares.
Has que llegue a ti mi pedido
Y hazme los favores
De alejar de mi rumbo a mis enemigos
Y ahogar en mí a mis temores.
Que no llegue a mi hogar la tristeza
Ni rencores o pesares
Que sea tu grandeza
La mayor riqueza que me dispensares.
Salve Yemanyá, doña Yanaína
Cualquiera fuera tu nombre,
cualquiera las playas y costas
Que tus aguas besaren.
Cualquiera el ritmo incesante
de tus olas, de tus mares
Mi fe en ti deposito,
Como parte de la creación
De Dios en la Tierra
Y es por eso que te pido
Y sé que mi ruego será atendido
Si es justo y bien por mí merecido
Aunque
los salvavidas de la playa me dicen que la señora en cuestión llega al
menos una vez a la semana a arreglar este altar y hacer pequeñas
ofrendas, no me fue posible dar con ella a pesar de haberle hecho
guardia en varias ocasiones y durante dos visitas ya a Iquique en sólo
unos meses de diferencia. Sí puedo verificar, sin embargo, que rincón de
Yemanya sí es visitado por otros iquiqueños, aunque no sé aún si más
por curiosidad que por incipiente devoción.
En
uno u otro caso, sin embargo, el punto confirmado es que la enigmática y
lejana Yemanya ya se encuentra presente en las playas de Iquique, justo
frente al lugar de ese océano donde se pierde en la inmensidad el
famoso muñeco de cada Carnaval Morrino, y por donde pasan de ida o
vuelta al puerto los grandes navíos cargueros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario