- NOMBRE: Animita de Juan Huerta.
- COORDENADAS: 18°28'44.50"S 70°19'28.59"W
- CIUDAD/UBICACIÓN: Ciudad de Arica, Región de Arica y Parinacota - Chile.
- DIRECCIÓN: Jardines en la base del Morro de Arica, sector de la ex ermita frente a la Costanera San Martín.
- CATEGORÍA: Animita urbana.
- FAVORES SOLICITADOS: No especificados, aunque parece ser que sus principales visitantes son ex amigos y familiares.
- RESEÑA: Juan Salvador Huerta Fuentes, que trabajaba de DJ en una discoteca de la ciudad, se arrojó desde la cima del Morro de Arica el domingo 13 de junio de 2010, poniendo fin a sus 38 años de vida ante la aterrada vista de los curiosos, los periodistas y los carabineros que trataron de persuadirlo de no saltar. Su caída mortal quedó registrada por cámaras. Tras la tragedia, sus consternados amigos y familiares instalaron la animita con el siguiente mensaje: "Duerme en paz que pronto estaremos contigo. Tu recuerdo vivirá por siempre en nuestros corazones. Tus amigos de la pachanga y familiares".
Muchas
animitas han pasado por los jardines a los pies del Morro de Arica... Y
muchas almas atormentadas, de seres humanos que han elegido la altura
del peñón para saltar hacia la liberación de los tormentos y el calvario
de vidas tortuosas, han dado razones para que siempre exista alguna por
allí, frente a la Costanera San Martín.
Hay una que destaca en los jardines al pie del peñón ariqueño, sin embargo.
Nacido
el 20 de diciembre de 1971, Juan Salvador Huerta Fuentes apareció allí
hacia el mediodía de ese despejado domingo 13 de junio de 2010 hasta el
Morro, decidido también a poner fin a sus 38 años de vida, saltando al
vacío frente al mar infinito y desde un sector tras el Museo Militar, a
130 metros de altura. Llamado como la famosa gaviota que aprendía a
volar en la fábula de Richard Bach, llegó hasta esas alturas cortadas
por los vientos costeros y las alas de las aves marinas, para luego
buscar una saliente del acantilado y preparar desde aquel sitio su salto
final hacia la muerte, tal como otros lo han hecho allí mismo antes que
él.
Huerta
vivía cerca, en la Población Cerro La Cruz, desde donde llegó al Morro a
bordo del vehículo propiedad de su madre. También trabajaba como Disc Jockey en una famosa discoteca local, por lo que era bastante conocido en el ambiente de los noctámbulos de la Ciudad de la Eterna Primavera, en sus noches cálidas y de luces coloridas.
Personal
militar del Museo advirtió la presencia de Juan Salvador y sospechó que
podría ser un suicida, llamando de inmediato a efectivos de Carabineros
de Chile. Ante la alerta, comenzaron a apilarse personas arriba y abajo
del lugar de la angustiante escena, quizás sin comprender que estaban a
punto de ver un suicidio en vivo y no meras amenazas de ejecutar su
salto del ángel.
Un
carabinero se acercó hasta el borde mismo del barranco, intentando
persuadirlo de la decisión que ya parecía haber tomado de manera
categórica. En su primer intento, quedó claro que los uniformados no
pudieron: por el contrario, el DJ comenzó a acomodarse cada vez más cerca del borde, con la determinación de quien no quiere dar marcha atrás.
Durante
esas conversaciones, de las que mucho quedará en el misterio y la
reserva, se supo en la prensa que Juan Salvador se veía dolido y triste,
alegando que no le era posible ver a sus hijos. Lo mismo se verificará
después en las cartas que dejó explicando sus motivaciones, añadiendo
que pasaba por una profunda depresión y problemas sentimentales.
Abajo,
en tanto, la muchedumbre tomaba fotografías y no faltó quien grabara en
video la situación, inconsciente todavía de que iba a registrar una
trágica muerte.
En
un momento, visiblemente angustiado y nervioso, Huerta pareció
retroceder un poco y pidió un cigarrillo. Los presentes le consiguieron
uno y se lo pasaron encendido. Lo tomó y comenzó a darle pitadas con sus
manos tiritonas, fumándolo rápidamente y dándole a los uniformados una
tenue esperanza de que echara pie atrás en su decisión de acabar con
todo. Eran las 12:45 horas.
Secuencia del suicidio registrada por un testigo (Fuente imagen: LUN.cl).
Placa colocada por los deudos, dentro de la animita.
Pero
nada podría haberlo obligado a recapacitar: volviendo a acomodarse, en
las rocas, Juan Salvador volteó, tomó un ultimo respiro en este mundo y
saltó desde la altura, abriendo los brazos tras dar una mirada fina
hacia el océano azul de Arica... Su muerte fue instantánea y sin
sufrimientos extras al estrellarse, al menos.
Sus
consternados amigos y familiares instalaron la animita de sencilla albañilería
cubierta con azulejos y techo de latón a dos aguas. Dentro de la misma,
hay una placa con el siguiente mensaje:
Duerme en paz que pronto estaremos contigo.
Tu recuerdo vivirá por siempre
en nuestros corazones.
Tus amigos de la pachanga y familiares.
Tu recuerdo vivirá por siempre
en nuestros corazones.
Tus amigos de la pachanga y familiares.
Muchos
devotos de la animita son estos ex amigos y compañeros de correrías de
Juan Salvador. De día, su templete se distingue por las flores coloridas
que lo adornan allí, en los jardines ocupados por parejas y familias
que cada domingo se tienden sobre el pasto al lado de la animita, quizás
olvidando ya el drama que ella resguarda. Y por las noches, en las
mismas jornadas que el suicida DJ
llenaba con música y festejo, se puede advertir por sus velas ardiendo
con luces danzarinas a los pies del inmenso Morro de Arica.
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