jueves, 28 de junio de 2012

El VIROLA DE CALLE CHACABUCO

  • NOMBRE: El Virola.

  • COORDENADAS: 33°26'49.68"S 70°40'41.67"W

  • CIUDAD/UBICACIÓN: Santiago Centro llegando a Estación Central, Región Metropolitana - Chile.

  • DIRECCIÓN: A los pies de un árbol de calle Chacabuco, entre Erasmo Escala y Romero, sobre la acera poniente, casi en el límite de la comuna de Santiago Centro con Estación Central.

  • CATEGORÍA: Animita urbana.

  • FAVORES SOLICITADOS: No especificados, pero principalmente son pedidos por vecinos residentes, comerciantes cercanos y gente en situación de calle.

  • RESEÑA: Cuentan que Héctor Fernando Andrade Salazar, alias Virola, era cantante callejero y guitarrero con poco menos de 40 años. Algunas leyendas dicen que murió atropellado en este lugar pero, según los comerciantes del barrio, cayó víctima de una riña desatada entre sujetos de mal vivir que frecuentaban el mismo vecindario, probablemente pasados de copas, un día 10 de abril de 1998. Un arma de fuego es lo que más se repite en los comentarios como la causante de su deceso.

Entre otras cosas, se cuenta en el barrio que el Virola fue un cantante callejero, un folclorista venido del campo y guitarrero de locomoción colectiva; que, simplemente, había sido un personaje con hábitos libres y nocherniegos; que murió atropellado o bien asesinado en un asalto; que vivía en el vecindario o que sólo iba de visita a este sector... Son muchas las leyendas que rondan a su identidad, todas surgidas en los pocos años de existencia de su animita.

El memorial del Virola se encuentra en los límites de las comunas de Santiago y Estación Central, a pocas cuadras de la Alameda Bernardo O'Higgins. Está exactamente a los pies de un árbol de calle Chacabuco, entre Erasmo Escala y Romero, sobre la acera poniente... Es el lugar exacto de su tragedia, justo cuando las autoridades estaban cercando y sofocando la antigua tradición de prostíbulos y cantinas modestas que había imperado por décadas en estas mismas cuadras, con su eje en la vecina calle Maipú.

Con una lámina metálica grabada en la misma animita, se muestra el rostro sonriente del infortunado, justo sobre las flores de la animita y bajo la tosca cruz que la corona. Dice esta misma placa que el nombre real del Virola era Héctor Fernando Andrade Salazar, y que nació un día 15 de agosto de 1959. "Tus familiares y amigos te recordarán siempre, Virola", jura a la posteridad el mensaje allí expresado.

Tenía cerca de 39 años cuando la desgracia lo tocó aquel jueves 9 abril de 1998, no el día 10 como se señala con posible errata la fecha indicada en la lámina de la animita. Los comerciantes del sector, particularmente en la vereda de enfrente, parecen conocer mejor esta amarga historia: la versión más comentada es que un grupo de amigos (o amigotes) entre los cuales estaba el finado, se habían reunido en la calle Chacabuco cuando se desató una riña entre algunos ellos mismos, probablemente pasados de copas. Uno de los presentes portaba un arma de fuego y la descargó contra los otros, cayendo herido de muerte por esta razón el Virola, aunque no sabemos si murió en el lugar o al día siguiente.. Irónicamente, entonces, murió asesinado por "fuego amigo". De acuerdo a la prensa de la época, el agresor era un sujeto llamado Luis Rodrigo Herenberg, de 25 años, atrapado casi dos días después del crimen por personal de la Brigada de Homicidios.

La animita de metal pintado blanco guarda silencioso recuerdo de la tragedia allí sucedida, cuyos detalles más precisos estarán por ahí esperando ser investigados. Siempre está decorada con coloridas flores de plástico y, cada cierto tiempo, aparecen velas encendidas en su interior. Alguna vez tuvo maceteros y estatuillas religiosas, que los infaltables saqueadores de oportunidad se han encargado de hacer desaparecer, cumpliendo con ese secreto e incontenible instinto ratero que aún envenena gran parte del alma del pueblo.

El ánima del Virola duerme allí su sueño, entonces, esperando la redención y agradeciendo las ofrendas. Evitad perturbarlo si no es para solicitar su intervención desde el más allá, o para agradecer algún favor concedido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario