- NOMBRE: Barcito.
- COORDENADAS: 16°21'47.20"S 68° 2'33.87"W
- CIUDAD/UBICACIÓN: Ciudad de Iquique, Región de Tarapacá - Chile.
- DIRECCIÓN: Final de calle Roberto Pérez, esquina Norte de la punta de la Península de Cavancha.
- CATEGORÍA: Proto-animita / Altar funerario.
- FAVORES SOLICITADOS: Preferentemente, por practicantes del bodyboard y deportistas náuticos, en especial adolescentes y jóvenes.
- RESEÑA: Freddy López, nacido en 1994 y residente de Alto Hospicio, era un joven practicante de bodyboard. El 13 de agosto de 2011 se encontraba con sus amigos en Punta de Cavancha, por el sector Bajo Toro, practicando el deporte de sus amores sobre las olas de hasta cinco metros que había aquella ocasión, desoyendo las advertencias de la Gobernación Marítima de Iquique. En un descuido, sus cofrades lo perdieron de vista y no pudieron encontrarlo. A pesar de todos los esfuerzos por hallarlo, jamás apareció. Justo en esos momentos tenía lugar la realización del World Tour de la International Bodyboard Association (IBA). El Sintra Portugal Pro GSS solicitó un minuto de silencio por la desaparición del joven bodyboarder de Iquique, y poco después sus seres queridos levantaron este altar para su recuerdo, hasta donde llegan amigos y familiares entregando ofrendas y comenzando ya a convertirlo en un lugar de devoción popular.
Las
circunstancias han hecho que muchos hombres de mar de nuestra tierra
sean recordados en "tumbas sin muertos", cuando se pierden en la
enormidad del océano en sus faenas de pesca o de viaje, no quedando de
ellos más que una animita que viene a sustituir la cripta para esos
restos que jamás devolverá el celo marino. Animitas de este tipo han
existido en Caleta Portales, el balneario de Las Cruces, Caleta Tumbes,
Los Lobos, Tomé, Coronel, Lota, San Vicente y Caleta Punta Lavapié y
Chiloé, por nombrar algunas.
No
todas las relaciones de estos hombres con el mar ha sido a través de la
pesca o la actividad naviera, sin embargo: una curiosa pieza
recordatoria y funeraria ubicada en la Península de Cavancha, en
Iquique, nos confirma que la tradición también puede alcanzar a
deportistas de las aguas azules, tocados por la tragedia.
Era agosto de 2011 y me encontraba en Iquique durante un largo viaje y
esperando ir a la Fiesta de San Lorenzo de Tarapacá. En el taxi que me
lleva hacia el centro sube un muchacho delgado, de nariz larga, pelo
negro y su piel oscurecida claramente por exposición permanente al sol.
La tabla que porta y que arroja a la cajuela lo delata como alguno de
los varios practicantes de bodyboard que se ven por la ciudad,
cosa que me confirma él mismo mientras conversamos por las cuadras que
compartimos en el vehículo, mientras le cuento de las razones por las
que me vendría feliz a vivir a Iquique si tuviese la oportunidad. Se
baja en las playas de Cavancha, cerca del ex estadio;
sigo mi camino hacia el centro iquiqueño y no vuelvo a verlo más. Mi
última imagen mental de él, es verlo cruzando la avenida costanera con
su tabla bajo el brazo.
Pasaron sólo unos días, y una noticia cundió por todo Iquique: un joven de 17 años, llamado Freddy, más conocido como "Barcito" en los círculos de amantes del bodyboard y el surf,
desapareció en las aguas de la Península de Cavancha el 13 de agosto.
Me encontré con los titulares cuando volví de las fiestas de Tarapacá,
pero no fue hasta tiempo después que, viendo fotografías publicadas en
medios de internet, ese rostro me pareció extrañamente familiar, y hasta
ahora sigo convencido de que parece ser aquel mismo muchachito
delgaducho y cordial que subiera al taxi mío, sólo unos días antes de su
tragedia final.
Freddy
López Estellé nació en 1994, un año que le resulta tan reciente a mis
recuerdos de toda la vida. Amante del mar, tenía experiencia en sus olas
y cerca de dos meses antes de su muerte había "enganchado" ya en un
grupo de practicantes de las populares actividades de bodyboard
de su ciudad, integrándose a los circuitos de muchachos deportistas que
realizan allí estas actividades. Regularmente bajaba desde su hogar en
Alto Hospicio para las playas iquiqueñas, seducido por esta pasión.
Ese
fatídico sábado de agosto, se encontraba con ellos Punta de Cavancha en
el sector Bajo Toro, siendo el menor de todo el grupo de cuatro o cinco
chicos allí presentes. Querían aprovechar la crecida de mareas que se
experimentaba en la costa en esos precisos momentos, y así se internaron
por las olas de hasta cinco metros que había aquella ocasión frente a
este sector, desoyendo las advertencias de la Gobernación Marítima de
Iquique.
Entraron
en las olas más altas de aquel año hacia las 14:00 horas. En algún
momento, todos pasaron sobre una gran ola en el camino, pero parece que
el menor de ellos no pudo y le cayó encima o bien lo tragó hacia el
interior, sin que los demás advirtieran que no salió fuera. Así, cuando
regresaron todos a la orilla, "Barcito" no apareció.
Afligidos,
comenzaron a llamarlo y buscarlo sin resultados. Hacia las 17:35 horas,
las autoridades fueron puestas en conocimiento de esta alerta. No había
noticias en la posta, ni en su casa, ni en la Gobernación Marítima. Al
caer la noche, el aroma fatal de la tragedia rodeaba los terribles
momentos de espera. Se encendieron bengalas en la orilla, entre las
rocas, esperando que el adolescente aún estuviese con vida y las viera,
pero nada sucedió. La situación empeoró con los días, cuando su tabla
gris de bodyboard apareció ante los marinos de una nave a unas 5
millas al Oeste de Iquique, frente al puerto. Como justo en esos
momentos tenía lugar la realización del World Tour de la International
Bodyboard Association (IBA), el Sintra Portugal Pro GSS solicitó un
minuto de silencio por la desaparición del bodyboarder de Iquique.
La
búsqueda del cuerpo con asistencia aérea, marítima y buzos tácticos,
llevada adelante por expertos de la Armada de Chile, no arrojaba
resultados. Hasta una "vidente" apareció en el baile, orientando a la
familia aunque asegurando que estaba fallecido, sin dar falsas
esperanzas como suele suceder con otros de sus colegas. En la
frustración de casi tres semanas de rastreo, se llegó a buscar sus
restos en el sector de Palo Buque, hacia Punta Gruesa, sin noticias
positivas. Los esfuerzos se extendieron entre las 20 y 30 millas hacia
el Sur y hacia el Norte de Iquique, desde el puerto de Patache hasta la
caleta de Pisagua, pero nada se logró.
Llegado
ya el período de Fiestas Patrias el mes siguiente, era claro que el
cuerpo del muchacho no volvería a tierra. Su joven madre, doña Ximena,
tras días de angustia y dolor mirando las olas a espera de alguna señal,
había aceptado ya la idea de que el mar lo había reclamado como
pertenencia propia. Sus deudos improvisaron así, una rústica animita con
imágenes, regalos y velas para el fallecido, al final de la península
donde sus pies tocaron el suelo de Iquique por última vez. Alguien puso
allí un texto con el siguiente mensaje, entre los objetos que recordaban
a Freddy:
PARA ALGUNOS ES AGUA SALADA... PARA NOSOTROS, BODYBOARDERS, ES AGUA BENDITA.
Poco
después, familiares y amigos levantaron el altarcito que vendría a
sustituir la inexistente cripta de Freddy López en la proximidad del
lugar de su desaparición: en un círculo sobre los pastelones al final de
calle Roberto Pérez, donde terminan los trazados de las altas torres
que allí se han construido, justo en la esquina Norte de la punta de la
península, frente a los grandes roqueríos donde revientan las olas.
El
altar de azulejos color marino está siempre rodeado de muñecos,
peluches y pequeños regalos infantiles. Su similitud con una animita de
fe popular está en los mensajes y peticiones que algunos le dejan,
quizás perfilándola ya hacia ese camino. Sobre el mismo monolito, se ha
colocado un galardón conmemorativo con una estrella del Aniversario del
Club de Body Board "La Punta", del año 2010. Y sobre la misma cara alta
de este altar con aspecto de podio, donde el observador queda mirando al
mar casi como si fuera a hacer una declaración o un canto de loas para
el mismo, se colocó una placa de mármol con forma de libro abierto, en
cuyo albor se lee la siguiente inscripción, recordando la esencia de la
frase que acompañaba a la primera animita:
Freddie López Estrellé☆ 08 Marzo 1994
† 13 Agosto 2011
† 13 Agosto 2011
Para algunos, el Mar
es Agua Salada, para
Freddie el Mar es
Agua Bendita.
es Agua Salada, para
Freddie el Mar es
Agua Bendita.
Recuerdo de tu familia.
La muerte de Freddy no ha sido en vano, sin embargo: la sensibilidad con relación a las medidas de seguridad para prácticas de bodyboard y surf
ha cambiado en Iquique bastante desde aquel infortunado episodio de la
muerte del joven. Además, en su memoria ha sido bautizado el Circuito
Chileno de Bodyboard como "Freddy López".
Me excuso ante el dolor de su familiar, pero si hubo acaso algo positivo en la muerte de "Barcito",
sin duda fue el haberse asimilado con la inmensidad de ese mar que
sedujo su joven vida, con la misma energía que también se lo arrebató.
Aquel adolescente de la tabla gris sentía la inclinación instintiva por
la vida entre las esponjas, las algas y los celentéreos, intentando
liberar el impulso en sus aventuras de bodyboarder. Su muerte en
tierra firme, viejo y sin poder practicar ya el deporte que tanto
quería, quizás habría sido como la agonía de un pez en penoso
cautiverio.
Fue
un favor, entonces, que ese mismo océano se negara a devolverlo y
atesorara con decisión su cuerpo, para que se degradase y esfumara sólo
en él, formando parte de su vastedad sin tiempo ni horizontes finitos,
mientras su altar azul como el reflejo del cielo sobre el mar, lo siga
recordando ente los vivos allá en la punta de la Península de Cavancha.
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