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NOMBRE: Animita del Finado Olivares / Animita de Olivarito.
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COORDENADAS: 20°12'43.93"S 70° 8'29.84"W
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CIUDAD/UBICACIÓN: Iquique, Provincia de Iquique, Región de Tarapacá, Chile.
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DIRECCIÓN: Sector de empalme de las calles Esmeralda, 21 de Mayo y Cementerio, en el inicio de esta última y sobre un viejo murallón exterior del Cementerio N° 1 de Iquique.
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CATEGORÍA: Animita urbana.
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FAVORES SOLICITADOS: No determinados.
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RESEÑA: Existen varias versiones sobre quién era Olivares. Algunas hablan de un iquiqueño que vivió en carne propia grandes tragedias existenciales, falleciendo aquí víctima del abandono o de la indigencia. Otros dicen que se suicidó o que falleció en manos de delincuentes que intentaron asaltarlo. Una versión relacionada señala algo extraño: la animita correspondería en realidad a un culto que existía antes al otro lado del muro sobre el cual está apoyada, en un nicho dentro del cementerio, algo no precisable. Ciertos personajes callejeros y mendigos han vivido en la animita, que era mantenida por vecinos y devotos.
La
animita Olivares se encuentra cerca de la punta de cuadra donde
empalman las calles Esmeralda, 21 de Mayo y Cementerio, precisamente en
el inicio de esta última y sobre un viejo murallón exterior del
Cementerio N° 1 de Iquique, pero recibe más bendiciones y flores que
varias criptas del camposanto. Se nota que la animita es antigua y que
alguna vez tuvo varias casuchas, como sucede con Romualdito en Santiago,
pero el tiempo y quizás los vándalos han dejado sólo una entera desde
hará unos diez o quince años, protegida con una cubierta de baldosín
cerámico azul.
Curiosamente,
la animita se encuentra a escasa distancia de otra de las más famosas
que existen en Iquique: la de Hermógenes San Martín, aunque la de Olivarito tiene
un carácter especial por estar adosada al cementerio, aunque sea más
modesta y no cuente con una capilla propia como la de su vecino,
funcionando casi como una prolongación de la necrópolis.
Es
corriente ver gente encendiéndole velas, y parece que el altarcillo
tiene especial popularidad en los estratos más modestos de este antiguo
lado de Iquique. Una leyenda que encuentro comentada en el portal de
internet "El Sol de Iquique", cuenta que una conocida mendigo con sus
facultades mentales perturbadas dormía en este sitio donde está la
animita, hace muchos años. Por el tipo de compañía animal que prefería,
la llamaban "La vieja de los gatos", tal como a un personaje de
"Los Simpsons", y contaba el mito que había sido una profesora antes de
caer en desgracia y en desquicio.
Existen
varias versiones sobre quién era Olivares. Algunas hablan de un
iquiqueño que vivió en carne propia grandes tragedias existenciales,
falleciendo aquí víctima del abandono o de la indigencia. Otros dicen
que se suicidó, pero también está la creencia de que falleció en manos
de delincuentes que intentaron asaltarlo. La ex calle del Cementerio era
antes un peligroso y temido callejón de la ciudad, verosímil con la
historia de su supuesto asesinato.
No
deja de ser intrigante, también, su cercanía al cementerio pero sin
pertenecer exactamente a él. Una versión relacionada señala algo
extraño: la animita correspondería en realidad a un culto que existía
antes al otro lado del muro sobre el cual está apoyada, en un nicho
dentro del cementerio. El culto habría sido "exiliado" del recinto al
levantarse el murallón o impedirse su ejercicio dentro del recinto.
Efectivamente, dentro del camposanto, al otro lado de ese muro, está un
grupo de viejos nichos entre los que figura un señor Olivari (algo que
podría explicar el apodo de Olivarito,
eventualmente corrompido después en Olivares). Sin embargo, hay un
problema serio para la credibilidad de esta teoría: este murallón de
nichos corresponde a sepulturas muy antiguas, que datan del cambio de
centuria y algunas incluso del siglo XIX, probablemente de las primeras
de tal tipo que tuvo este camposanto.
Tampoco
es posible adivinar la antigüedad de la animita por las fechas de las
placas, pues salta a la vista que hay una renovación de piezas de este
tipo y muchas faltan ya en el murallón, perdiéndose las más antiguas,
como suele suceder en esta clase de sitios. La mayoría no lleva fecha,
además, y otras están muy deterioradas, incluso las más viejas que
quedan en material de mármol. Las que tienen datación visible y que
podríamos tildar de más antiguas, de entre las que sobreviven, son
recién de los años ochentas, pero es de convencimiento general que la
animita lleva allí desde muchos años antes.
A
pesar de todo, mirando con detención las placas de agradecimiento que
quedan, podemos notar que las de aspecto más antiguo tienden a hablar de
la Animita Olivares y del Finado o Finadito Olivares, mientras que otras más nuevas adoptan el referente de Olivarito,
quizás por la tendencia popular a infantilizar y dar connotación
angelical a los venerados, como vimos al hablar del concepto general de
la animita chilena.
Olivares
es una de las animitas más pintorescas de la ciudad de Iquique y
probablemente le quedan muchos fieles aún para prolongarle su vida
después de la vida. Un poco de aseo y alejar a los infaltables
destructores mejoraría mucho su aspecto y aportaría a dignificar el
espacio de este misterioso espíritu infortunado, que encontró su sitio
afuera del cementerio y a escasos metros de la tranquilidad de los
sepulcros, nichos y mausoleos del descanso eterno.
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