- NOMBRE: Reliquias de Santa Feliciana.
- COORDENADAS: 33°26'15.69"S 70°39'7.65"W (antigua)
- CIUDAD/UBICACIÓN: Comuna de Santiago de Centro, Región Metropolitana, Chile
- DIRECCIÓN: Interior de la Catedral de Santiago, Plaza de Armas, Centro de Santiago (ya trasladado). Actualmente, parece estar en la iglesia parroquia del puerto de San Antonio.
- CATEGORÍA: Tumba milagrosa / Objeto de Culto.
- FAVORES SOLICITADOS: Suponemos que eran de todo tipo, pero principalmente de protección a la propia catedral y a la ciudad por su lugar destacado dentro del recinto religioso y la propia función mística que se asigna a las reliquias dentro de un templo. Tuvo una gran popularidad entre los fieles santiaguinos durante el siglo XIX.
- RESEÑA: Existió en la Catedral de Santiago de Chile, justo debajo del altar, una vitrina con restos relicarios de Santa Feliciana o Santa Felicitas, mártir romana del siglo II muy venerada en el Santiago del siglo XIX por su presencia en este lugar. Aunque es descrita por algunos cronistas y viajeros de la época, existe muy poca información sobre la presencia de estos restos óseos en el templo, salvo. Fueron trasladados hasta una parroquia de la localidad de San Antonio, donde continuaron siendo muy reverenciados.
Hasta el siglo XIX cuanto menos, al costado poniente de la antigua Catedral de Santiago o bajo su altar estuvieron guardados en una urna o un relicario los restos (completos o parciales, según las versiones) de una antigua santa del mundo católico de cuya canonización hay grandes dudas, sin embargo. Sus huesos habrían sido trasladados hasta la capital chilena en plenos tiempos coloniales y a petición de la comunidad residente, según entendemos. Esto ocurría, a su vez, dentro de una de las versiones anteriores del mismo templo, cuando representaba uno de los principales puntos de encuentro de la vida social y espiritual metropolitana.
La curiosa historia, que quizás se haya basado sólo en algunas reliquias de la supuesta santa traída a Chile, es abordada por don Benjamín Vicuña Mackenna en su obra "Historia crítica y social de la ciudad de Santiago desde su fundación hasta nuestros días: 1541-1868" (Valparaíso, Imprenta del Mercurio de Recaredo S. Tornero, 1869). Dice allí el cronista lo que sigue (pág. 311):
Y con esta brevísima reseña dejamos cumplido un deber, sin faltar a la devoción ni a las esperanzas de los fieles, que con justicia se quejan de no tener otro santo que los huesos de Santa Feliciana en una urna de la Catedral, mientras la pecaminosa Lima se enorgullece de su Santo Toribio y de su Santa Rosa, bien que de la última pudiéramos armarle disputa, pues está averiguado fue chilena.
Es sabido que don Benjamín era un excelente investigador y cronista de su presente, pero crédulo hasta la médula en la buena fe de otros autores o fuentes que le fueran simpáticas e incluso reproduciendo relatos de escasa formalidad científica cuando se trataba de plumas que él admiraba, a la hora de referirse al pasado. Fue la misma razón por la que llegó a afirmar, por ejemplo, que la Patagonia oriental no valía ni un metro cuadrado de arena de "la playa de Las Salinas" en pleno conflicto de límites con la Argentina, pues seguía ciegamente las afirmaciones parciales y equivocadas que vertieron autores como Darwin y Letrone sobre dicho territorio, a veces incluso las más tendenciosas.
No extraña, entonces, que el futuro intendente se haya equivocado también al señalar categóricamente a Santa Rosa de Lima como una Santa vinculada a Chile: si bien existieron teorías y especulaciones sobre el origen de su familia en la Capitanía en aquellos años, sus principales biógrafos siempre la dieron por limeña. Fue una relación que mantuvo toda su vida, hasta su muerte, aunque las conjeturas sobre su origen se debieron a la gran devoción que existió en el país por ella como símbolo de la santidad en Hispano América. Esta es la razón por la que está su figura en lo alto del mismo templo, además, junto a la Virgen de la Asunción y al Santo Patrono de la ciudad, Santiago Apóstol.
Sin embargo, para que Vicuña Mackenna mencione con tanta autoridad la existencia de los míticos huesos de Santa Feliciana en la capital de Santiago, ha de haber tomado de algún lado la historia que, como hemos dicho, parece haber sido legada desde la Colonia hasta los tiempos republicanos de la capital chilena. Creemos, por lo tanto, que la historia todavía tenía vigencia cuando publicó aquel libro, quizá confundiéndola con otras reliquias de santos que se aseguran presentes en el mismo templo y que ya ha sido trasladada desde la Catedral hacia otro destino, pues allí no se la encuentra.
Óleo del aspecto antiguo del lado poniente de la catedral, publicada por Gabriel Guardia O.S.B. en "Joaquín Toesca: el Arquitecto de La Moneda".
Santa Feliciana de la Parroquia San Antonio de Padua, en el puerto de San Antonio. Sería la misma figura y reliquia que se adoraba en la Catedral Metropolitana.
Otro problema es que a pesar de sus menciones en la Península Ibérica y luego en América, no existiría una Santa Feliciana como tal y oficialmente canonizada por la Iglesia Católica, según lo que señalan autores como el investigador nacional César Parra en su "Guía Mágica de Santiago. Historias de Fantasmas, Duendes y Brujas" (RIL Editores, 2005). Allí comenta que sólo se puede hallar un santo masculino con el nombre de Feliciano, del siglo III, pero no una santa. Esto se debe, además, a que Feliciana aparece más frecuentemente con otros nombres como Felicide o Felícitas de los tiempos de Roma, cuando se trata en realidad del mismo personaje.
Sabemos por nuestra parte, además, que en la Península también se encuentran relatos sobre esa mítica Santa Feliciana, Felicia, Felicidad o Felícitas, existiendo de hecho una Iglesia consagrada a su nombre en Madrid. Las identidades con este nombre son al menos dos santas, sin embargo, ambas mártires de tiempos paleocristianos, lo que ha causado todavía más confusiones nominales todavía en nuestros tiempo:
1.- Una viuda romana y devota de Cristo, madre de siete hijos (también martirizados) quien murió decapitada hacia el año 165, durante las persecuciones de Marco Aurelio.
2.- Una rica joven veinteañera quien se convirtió al cristianismo y fue ejecutada junto a Santa Perpetua en Cártago, martirizada en un anfiteatro por orden de Septimio Severo.
Aunque no sabemos exactamente a cuál de las dos correspondería el culto traído a Chile, lo seguro es que este fue heredado o importado desde España. El relato sobre su santidad en tiempos de la colonización de América fue cristalizándose en la fe popular, desde entonces. A ella habrían pertenecido las reliquias que hubo en nuestra Catedral Metropolitana, entonces.
Así pues, si bien no hemos podido contar con una confirmación concreta de parte de las oficinas arzobispales sobre el origen de los supuestos huesos santos alguna vez sepultados en la espalda de la Catedral de Santiago, esto aparece mencionado el asunto en algunas cartas de distinguidos personajes de la ciudad hacia el siglo XVII y en algunos escritos contemporáneos o posteriores. Las misteriosas reliquias de la Catedral Metropolitana aparecen mencionadas, por ejemplo, por el viajero Fitch Waterman Taylor en sus memorias de "The Broad Pennant", de 1848, quien si bien dice es un esqueleto dentro de una caja de cristal de la Catedral, describe con algo de incredulidad el que pertenezcan a Santa Feliciana, como se le informa en el lugar por el sacerdote. Al menos su relato sirve para saber que dicha cripta tenía la siguiente inscripción: "Veni delebano, Veni coronaberis" (¿Será un error de transcripción de la frase bíblica "Veni de Libano, sponsa mea: veni de Libano, veni, coronaberis..."?).
Tampoco tenemos claro cuándo fueron sacados de allí las reliquias y cambiadas a otro destino, tal vez por haber perdido fuerza el culto o por descartarse la veneración de santos católicos no confirmados como tales. En España, sin embargo, aún era celebrada a la sazón la fiesta de Santa Feliciana, como se constata en "La Semana Católica" de Madrid, del 2 de febrero de 1890.
A pesar de las dudas, habrán de recodar algunos que incluso la cripta que albergaba los restos del ministro Diego Portales y los nichos de importantes autoridades eclesiásticas estaban en el umbral de la penumbra, entre la realidad y el mito, hasta el momento en que fueron redescubiertos accidentalmente durante trabajos de remodelación del altar del templo y, desde entonces, mostrados al mundo. Las reliquias aún aparecen señaladas en una urna de cristal en la Catedral de Santiago para los años cincuenta, en fuentes como la "Guía del Veraneante" de 1957, de la Empresa de Ferrocarriles del Estado.
Actualmente, el altar de San Feliciana está en el puerto de San Antonio, aunque no tenemos claras las razones del porqué. Se encuentran más específicamente en una capilla al interior de la Parroquia de San Antonio de Padua, en donde un cartel informativo indica que es la misma que existió en la capital. La urna de cristal y la reproducción del cuerpo de la santa completo en posición acostada, confirman que se trataría de reliquias.
Muchos santos "múltiples" (de varias identidades) o no oficiales se
encuentran en la tradición religiosa, por cierto, como San Lázaro y
San Expedito. Empero, la historia de Santa Feliciana es una de las
menos conocidas -o recordadas- ya por la fe popular de Santiago, a
pesar de haber custodiado en el pasado y con sus reliquias
protectoras a la propia Catedral Metropolitana. Quedamos en deuda con lo que es su veneración actual en la localidad de San Antonio, entonces.
Mensajes rescatados desde el primer sitio en donde publiqué este artículo:
ResponderEliminarFelipe dijo...
En la Catedral, al menos hasta donde se ve, en uno de los altares de la nave derecha, sí hay algunos huesos de un mártir, San Mario, que están en una especie de caja junto a una urna con una estatua donde se representa a San Mario en el sueño de la muerte. Estas representaciones durmientes de los mártires, custodiando algunos de sus huesos, es muy común en la tradición católica, y se origina en Roma, donde en las catacumbas de San Calixto, sobre la tumba de Santa Cecilia hay una imagen yacente de la misma, martirizada. Actualmente, es común que a los Papas se les represente así también, junto a sus restos. Cuando están incorruptos, se exponen los restos en una urna de vidrio (como en el caso del Papa Juan XXIII).
14 de diciembre de 2011, 10:23 p.m.
Criss Salazar dijo...
Espero que no se acueste temprano, don Felipe, porque sus comentarios están siendo grandes aportes (justo estaba preparando algo sobre el pesebre de la Catedral)... Se agradece.
14 de diciembre de 2011, 10:37 p.m.
Felipe dijo...
En el Monasterio de las Agustinas, en Vicuña Mackenna entre Santa Isabel y Marín, se conservan bajo el altar mayor lo que serían los restos mortales de la mártir Santa Columba (Colomba) de Sens, cubiertos por una figura de madera que cubre los restos mortales, y a sus pies una ampolla con sus sangre incorrupta. Si bien es cierto hay varios lugares del mundo que dicen tener los restos de Santa Colomba, la vice-abadesa del Monasterio me contó que los que tienen ellas serían los restos originales, ya que en el archivo del Monasterio poseen un documento emitido por el Vaticano que certifica la autenticidad de los restos. Además, la santa no puede ser sacada de la urna sin permiso expreso de la Santa Sede, por eso es que ni siquiera se le puede restaurar. Sería interesante poder investigar más acerca de este tema. También es sabido que en la Catedral de Linares, a un costado del altar mayor, poseen la urna con los restos de San Clemente, obispo y mártir romano. La pregunta ahora es cómo y por qué esos restos de santos vinieron a parar a Chile.
PARTE II
ResponderEliminar3 de junio de 2013, 6:12 p.m.
Felipe dijo...
En el Monasterio de las Agustinas, en Vicuña Mackenna entre Santa Isabel y Marín, se conservan bajo el altar mayor lo que serían los restos mortales de la mártir Santa Columba (Colomba) de Sens, cubiertos por una figura de madera que cubre los restos mortales, y a sus pies una ampolla con sus sangre incorrupta. Si bien es cierto hay varios lugares del mundo que dicen tener los restos de Santa Colomba, la vice-abadesa del Monasterio me contó que los que tienen ellas serían los restos originales, ya que en el archivo del Monasterio poseen un documento emitido por el Vaticano que certifica la autenticidad de los restos. Además, la santa no puede ser sacada de la urna sin permiso expreso de la Santa Sede, por eso es que ni siquiera se le puede restaurar. Sería interesante poder investigar más acerca de este tema. También es sabido que en la Catedral de Linares, a un costado del altar mayor, poseen la urna con los restos de San Clemente, obispo y mártir romano. La pregunta ahora es cómo y por qué esos restos de santos vinieron a parar a Chile.
3 de junio de 2013, 6:12 p.m.
Felipe dijo...
En el Monasterio de las Agustinas, en Vicuña Mackenna entre Santa Isabel y Marín, se conservan bajo el altar mayor lo que serían los restos mortales de la mártir Santa Columba (Colomba) de Sens, cubiertos por una figura de madera que cubre los restos mortales, y a sus pies una ampolla con sus sangre incorrupta. Si bien es cierto hay varios lugares del mundo que dicen tener los restos de Santa Colomba, la vice-abadesa del Monasterio me contó que los que tienen ellas serían los restos originales, ya que en el archivo del Monasterio poseen un documento emitido por el Vaticano que certifica la autenticidad de los restos. Además, la santa no puede ser sacada de la urna sin permiso expreso de la Santa Sede, por eso es que ni siquiera se le puede restaurar. Sería interesante poder investigar más acerca de este tema. También es sabido que en la Catedral de Linares, a un costado del altar mayor, poseen la urna con los restos de San Clemente, obispo y mártir romano. La pregunta ahora es cómo y por qué esos restos de santos vinieron a parar a Chile.
3 de junio de 2013, 6:12 p.m.
PARTE III:
ResponderEliminarLuisY dijo...
Feliciana é provavelmente uma variante do nome Felicidade ou Felicitas, santa que foi martirizada juntamente com Santa Perpetua no ano 203 na antiga cidade Cartago
Vivo em Portugal e tenho um grabado do séc. XVIII com a representação de Santa Feliciana, cujos atributos coincidem com os de Santa Felicidade. Creio que no passado o culto a Santa Felicidade ou Feliciana foi relativamente comum em Portugal e Espanha e ter-se-á estendido à América Latina.
Em suma, a lenda de que terá existido uma relíquia de Santa Feliciana ou Felicidade na catedral de Santiago do Chile, poderá ter um fundamento.
Terei muito gosto em lhe enviar cópia dessa estampa portuguesa do século XVIII, representando Santa Feliciana
Um abraço de Lisboa
14 de agosto de 2015, 11:36 a.m.
LuisY dijo...
No passado era muito vulgar uma igreja ceder parte da relíquia de um santo para fundar uma nova igreja. Podia ser um fragmento de um osso, um tecido ou um objecto que tivesse estado em contacto com o túmulo do santo, como uma simples pedra.
Mais, na base da fundação de uma igreja estava muitas vezes uma relíquia, que poderia vir de Roma, de Toledo ou de França e viajar até ao Brasil, ao Chile ou ao México.
Peço desculpa por não escrever em castelhano. Espero que entendam o português.
Um abraço.
14 de agosto de 2015, 7:09 p.m.
Unknown dijo...
En mi parroquia existe un culta a Santa Feliciana, desde muy antigua y en una caja de metal se conserva un escrito antiguo que dice "Esta caja contiene las reliquias autenticas de Santa Feliciana que se veneran en la catedral de Santiago de Chile"
La investigación es saber cómo llegaron hace mucho tiempo a mi parroquia a 90 kilometros de la catedral de santiago, que yo conservo con mucha devoción
27 de diciembre de 2016, 12:00 p.m.